capitalidad y naturaleza - Santander

Este entorno, esta ciudad de Santander,... está repleta de naturaleza y cuidada como la que más, conservando una playas y unos recodos impresionantes. Posee varios kilómetros de playas de fina y dorada arena que la embellecen y constituyen uno de los principales atractivos de la ciudad.

En la zona más próxima a la bahía se encuentra Los Peligros, una ensenada rectilínea encajada, de 200 m de longitud, que linda con la de La Magdalena, de 350 m.

A continuación de ésta se ubica la playa de Los Bikinis, de 670 m de longitud, a la que se accede a través de los jardines de la emblemática península de la Magdalena.
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Fue bautizada con este nombre por ser la primera en la que se usó esta prenda de baño por parte de las alumnas extranjeras que llegaban a cursar estudios en la UIMP.

Entre este enclave y el faro de Cabo Mayor el mar Cantábrico baña las ensenadas de El Camello, La Concha, la Primera y Segunda de El Sardinero y Mataleñas. La primera de ellas, a la que se accede por la avenida Reina Victoria, recibe esta denominación por la roca existente frente a ella, cuya forma se asemeja a la de este animal.

Es una playa encajada, de 200 m de longitud, con pendiente y desnivel suaves. La ensenada que forma El Sardinero es ya dominio de la mar abierta, y sus playas, hermosas, limpias y de fina arena, se encuentran entre las mejores de España. La playa de La Concha, la más pequeña de las ubicadas en El Sardinero, cuenta con una longitud de 160 m. y es la más renombrada de toda Cantabria… y una de las más queridas por los santanderinos.
La Primera, de 350 m de longitud, y la Segunda, de 1.000 m, están separadas por un pequeño promontorio, que alberga los Jardines de Piquío.

Sin embargo, cuando baja la marea se unifican y es posible pasar de una a otra. Las tres son testigos mudos de una época pionera (1847) en que tomar ‘Los Baños de Ola’ era una actividad saludable, al tiempo que una incipiente actividad turística que llega hasta nuestros días..

En las proximidades de Cabo Menor, cerca de la entrada inferior al parque de Mataleñas, se localiza la minúscula playa de Los Molinucos, de 25 m de longitud, y no muy lejos de ésta se esconde la de Mataleñas, una de las playas menos masificadas de Santander y de las más recogidas, de pendiente suave y desnivel elevado.


Tiene 125 m de longitud y entre otros motivos es singular por su particular acceso: sus 157 escalones. El recorrido por la costa santanderina llega hasta el Faro de Cabo Mayor, para desde allí continuar hasta la isla de la Virgen del Mar, en San Román. Entre un punto y otro se encuentran las playas de El Bocal, Rosamunda y La Maruca, en Monte, con pendiente y desnivel suaves.

Se trata de una zona rocosa de gran belleza plástica. Por último, la playa que lleva el nombre de la Patrona de Santander tiene forma de tómbolo y 380 m de longitud. Está situada frente a la isla donde se levanta la ermita de la Virgen del Mar, unida a tierra firme por un puente peatonal.
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por tanto... si tengo que elegir una de las playas de esta capitál cántabra, me decidiría por la más recóndica y coqueta... la playa de Mataleñas... además es la que más le gusta a una niña santanderina que quiero yo mucho.

La Playa de Mataleñas es una pequeña playa, algo aislada del bullicio de la capital, en un entorno maravilloso, ideal para descansar, relajar y disfrutar del turismo de sol y playa en un lugar sin excesiva afluencia de público.

Una posible desventaja de esta hermosa playa es su dificultad de acceso, ya que el descenso a la misma se hace a través de un considerable número de escaleras.

Sin embargo, muchas son las personas que deciden acercarse a esta playa dada la belleza extrema del entorno, la claridad de sus aguas, su arena dorada, su paseo marítimo y su tranquilidad. A pesar de su dificultad de acceso, el visitante que conoce la Playa de Mataleñas vuelve a ella, ya que la paz que en ella se respira a pesar de estar dentro del núcleo urbano de la ciudad de Santander , es increíble.

La Playa de Mataleñas se encuentra algo apartada del centro de la ciudad de Santander y del Sardinero, en un lugar tranquilo, en pleno Parque de Mataleñas, y al lado de su campo de golf, y cerca, asimismo, del Faro de Cabo Mayor, donde disfrutar de unas increíbles vistas. Un lugar ideal para disfrutar de un completo día de playa.

La Playa de Mataleñas es, pues, una playa enclavada en un entorno atractivo, que a pesar de encontrarse aislada presenta una alta afluencia de público. Cuenta con aguas limpias y un agradable paseo martítimo.

No dudes en acercarte a conocer una de las más escondidas, tranquilas y hermosas playas de la ciudad de Santander. Mataleñas será tu rincón preferido. El mío, ya lo comienza a ser.

Pero Santander es mucho más.... y hay que recorrerlo por todos sus recodos...

Situada en el norte de España y bendecida por las aguas de este mar llamado Cantábrico, Santander, capital de Cantabria, se muestra a sus visitantes como os podeis ir figurando como una de las bahías más bellas del mundo y como un conjunto de excepcionales playas. ....

Pero sus gentes saben que estos son sólo algunos aspectos de la ciudad. Museos, restaurantes, bares de copas, parques en los que dar placidos paseos, zonas para practicar deporte y mucho más. Acompáñennos por un recorrido por las distintas zonas de Santander, le garantizamos que quedará hechizado por su belleza y sentirá un deseo irrefrenable por visitarlo
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La Playa del Sardinero, es uno de los enclaves más famosos de la ciudad, es lo primero que se viene a la mente de las personas cuando se las habla de Santander. Es necesario saber que El Sardinero esta compuesto por dos playas, conocidas como la Primera y la Segunda.

Estas se encuentran separadas por los Jardines de Piquío. Con más de tres kilómetros de playa entre las dos, este es uno de los destinos principales para los turistas que se acercan en verano a la capital cántabra.

Pero, a pesar de ser las más conocidas, estas no son las únicas playas de la ciudad. También es habitual ver repletas otras playas de la urbe durante el verano como Los Peligros, La Magdalena, La Concha o El Camello.

Santander tiene una de las historias recientes más marcadas por la tragedia de toda España. En 1941 sufrio un devastador incendio que provocó que ardiese la gran mayoría de su casco antiguo. Así, Santander se convierte en una de las pocas ciudades de España sin casco viejo, ya que todas las construcciones datan de una fecha posterior a la del incendio.


La historia de esta ciudad se remonta cientos de años atrás, cuando Santander fue bautizada por los romanos como Portus Victoriae Juliobrigensium. Más tarde, en el año 1068 se la bautizó como Puerto de San Emeterio (Sancti Emeteri), denominación de la que se cree que proviene su actual nombre. Alcanzó el título de villa en 1187, pero no llegó a ser ciudad hasta que Fernando VI le otorgó el titulo en 1755. Santander fue ocupada por los franceses de 1808 a 1812 y ofreció gran resistencia a los carlistas en 1833.

Hasta ahora su puerto y su bahía han sido su baluarte y su principal fuente económica y turística.

Desde su relación con América por vía marítima cuando era el puerto de Castilla y su salida natural a ese continente, hasta llegar al moderno puerto de hoy con movimientos de comercio marítimo - principalmente de carbón, papel y vehículos - con todas las ciudades de Europa y del resto del mundo.

En 1941 se produjo un incendio que, avivado por un fuerte viento sur, arrasó durante dos días toda la parte histórica de la ciudad. Hubo una sola víctima, un bombero que colaboraba en las labores de extinción, aunque miles de familias perdieron sus hogares y la ciudad quedó sumida en el caos. El incendio destruyó la mayor parte de la zona medieval y la reconstrucción urbana cambió la configuración de la ciudad. La necesidad de alojar a un importante número de familias que se quedaron sin casa tras el incendio dio lugar a un crecimiento urbano con carácter desordenado y caracterizado por la escasa calidad de los numerosos bloques de viviendas edificados.


La calle Cádiz tuvo el triste privilegio de ser el lugar en que se inicio el gran fuego en una noche de febrero a las 21 horas , y por eso algunos conocen el incendio de Santander como “el incendio andaluz”.

De aquellas casitas partieron las voces de alarma de las llamas, y no había transcurrido una hora cuando toda la ciudad sintió las primeras consecuencias.

El fuego llegó a la madera de la techumbre de la catedral y a las primeras casas de Rúa Mayor, contigua al edificio religioso.

La calle Cádiz pagaría su tributo y no quedó de ella otro vestigio que una casa que se alza hoy en la esquina de Isabel II. Por azares del destino, a los pocos meses, Cádiz sufría a su vez los horrores de una explosión. Es por esto que su nombre pasó a rotular una calle actual, casi sobre las huellas de la antigua.
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En Cantabria la gastronomía es un elemento fundamental. Santander, como capital de la región no podía ser menos y sus diferentes locales son capaces de contentar a los estómagos más exigentes.

En la ciudad hay gran cantidad de bares en los que poder picar algo y restaurantes, si lo que se desea es comer de plato.

Estos últimos suelen estar especializados en mariscos, arroces, carnes o pescados.

En Santander hay comida para todos los gustos y para todos los bolsillos

"La Rana Verde" es uno de los bares de mayor fama de la ciudad y es muy habitual que todas sus mesas estén llenas en cualquier día de la semana.

Pero este prestigio no se basa en complicados platos ni rebuscadas presentaciones, sino en un ingrediente muy simple: la patata frita, que acompañada por diversas salsas hace la delicia de sus clientes.

Junto a sus raciones, los bocadillos, los platos combinados y las hamburguesas también son muy conocidos. Se trata de un lugar apto para aquellos que pretenden gastar poco ya que sus precios son muy asequibles.

"El Puerto" es sin duda uno de los restaurantes de mayor lujo de toda la ciudad. En sus mesas es habitual ver sentados a importantes personalidades de la región y del resto del país.

La exquisitez de sus platos unido al excelente servicio hacen de este restaurante un lugar perfecto para una cena íntima o para una reunión de trabajo.

Sus precios son algo elevados, pero al probar uno de sus pescados, una de sus especialidades, entenderán el por qué.

Si ustedes son de aquellos que disfrutan del marisco, no duden en acudir a la marisquería "La Mulata", se sentirán muy satisfechos.

La delicia de sus langostas, percebes, maseras, cangrejos y demás es conocida en toda la ciudad. Además existe la posibilidad de recoger el pedido para comerlo donde más les apetezca. No duden en probar sus postres, sobre todo su arroz con leche. Sus precios resultan asequibles, eso sí no olviden que se trata de marisco.

Buen número de historiadores consideran que esta ciudad de Santander tiene su origen en el Portus Victoriae Iuliobrigensium de época romana. De hecho, la primera referencia a la actual ciudad aparece en el año 26 a. C. cuando, en el curso de las Guerras Cántabras contra Roma, el emperador Augusto decidió dejar constancia de su voluntad de victoria sobre los cántabros en un puerto denominado Portus Victoriae (Puerto de la Victoria)… desde entonces Santander es única e inolvidable. Disfrutar de ella dando un paseo por mar, acariciando sus playas, tocando su piel y atrapando sus entrañas. Lo pasareis estupendamente.

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