Laredo es una de las principales localidades, no solo de Cantabria, sino de todo el litoral español.
Su belleza la convierte en un destino turístico muy solicitado, algo a lo que contribuye también la extensísima playa Salvé ( de las mejores del norte de España ) y el magnífico ambiente nocturno.
La oferta cultural es muy amplia, desta- cando los cursos de verano de la Universidad de Cantabria o el Festival de las Naciones.
La villa se extiende por tres zonas: La Puebla Vieja y el Arrabal, la zona del Ensanche, y la prolongación de éste hasta el Puntal.
La villa se extiende por tres zonas: La Puebla Vieja y el Arrabal, la zona del Ensanche, y la prolongación de éste hasta el Puntal.
La primera de ellas, la Puebla Vieja y El Arrabal ( edificado con posterioridad ), fue declarado con- junto histórico artístico en 1970.
Es su primitivo núcleo de población, con una historia que se fundamenta en la época medieval, y donde aún se conservan restos de sus antiguas murallas.
En lo alto, la magnífica iglesia gótica de Santa María de la Asunción. El Ensanche centraliza la zona comercial, administrativa y de servicios.
La última zona, entre la plaza de Carlos V y el Puntal se compone de tres largas avenidas paralelas flanqueadas por las dos playas de la villa; en ellas se levantan un gran número de residencias, cafeterías, restaurantes, el moderno hospital y varios parques y plazas en las que destaca su apuesta por el arte.
Al final de esta zona se erige, en el Puntal, el Club Náutico, pionero impulsor del turismo de Laredo y experto organizador de las más altas competiciones náuticas.
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La Puebla Vieja de Laredo se encuentra organizada a los pies de la iglesia gótica de Santa María de la Asunción, incluyendo un singular conjunto de edificaciones populares, civiles y religiosas, de los tiempos medievales y modernos, que la convierten en el casco histórico conservado más extenso de la región.
La villa fue uno de los principales puertos comerciales en la Edad Media y la Puebla Vieja aún conserva su arcaico ambiente, formando una trama de calles paralelas perpendiculares, entre fachadas de los siglos XVI-XVIII. En 1970 la Puebla Vieja y el barrio del Arrabal fueron declarados Conjunto Histórico - Artístico. Para realizar una visita, selecciona el monumento del mapa o elige la opción de inicar el recorrido.
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Por este apartado seguro que podrás navegar y disfrutar tranquilamente por uno de los lugares más tranquilos de esta villa de Laredo, y para que al tiempo conozcas un poco de su historia podemos seguir sus pasos ,...
... primero como asentamiento de un poblado de pescadores en la ladera sur de La Atalaya, allá por el año 757, ... siguiendo así hasta nuestros días saltando años como si fueran olas de esta playa tan preciosa y espectacular de Laredo.
Las primeras noticias escritas, en las que se indica ese dato, se remontan al año 968, según se cita en la obra “Antigüedades de España”, de P. Berganza, aunque los historiadores nos hablan de un Laredo mucho más antiguo, por las incursiones de celtíberos, cartagineses, romanos y visigodos, así como restos prehistóricos hallados en la Cueva de la Baja.En el año 1.068, Laredo es citado, de nuevo, en el Cartulario de Santa María del Puerto.
En el año 1.200, el Rey Alfonso VIII otorga El Fuero a Laredo, con 10 Km de costa y otros 10 hacia el interior, permitiendo pastar a sus rebaños en todo el reino, como si del propio Rey fueran.
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En 1.242, Fernando III ratifica El Fuero, y concede, a Laredo, el Privilegio de no ser apartado o enajenado de la Corona Real.
En 1.248, tres naves de Laredo, intervienen en la Reconquista de Sevilla, destruyendo con la quilla de sus barcos, las defensas formadas por cadenas, que dificultaban el acceso a la flota por el río Guadalquivir. Por ello, y desde entonces, las armas de su escudo son: La Torre del Oro, una cadena y tres buques de vela.
En 1.254, se construye la muralla, cobijando en su interior las seis rúas de la villa.
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En 1.255, Alfonso X, por Privilegio Real, reconoce la participación de Laredo en la toma de Sevilla.
En 1.296, se crea la Hermandad de las Marismas, suscrita por las villas de San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo, Castro Urdiales, Guetaria, San Sebastián, Fuenterrabía, Vitoria y Bermeo.
En 1.346, Laredo es asolado por un terrible incendio.
En 1.348, La Peste, de alcance europeo, diezma su población.
En 1.349, Alfonso XI, le concede por Privilegio, la libertad de pescar y salar.
En 1.390, Enrique III, exime, a los pescadores de Laredo, del pago de tasas.
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En 1.494, Isabel La Católica ordena la desaparición de los Parientes Mayores que durante el siglo XV protagonizaron luchas armadas en la villa.
En 1.497 le son concedidas a Laredo las ordenanzas electorales.
Ya en el siglo XV era un importante puerto que comerciaba con la Europa del Atlántico, y declarado en 1.529, según Cédula Real, único puerto apto desde Avilés a Bilbao, para las expediciones a la recién descubierta América, manteniéndose, hasta final del siglo XVIII, como centro político, administrativo y militar de las Cuatro Villas, “El Bastón de Laredo”, que abarcaba desde la Villa de Castro Urdiales a la de San Vicente de la Barquera, incluida la Villa de Santander.
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En 1.496 la Reina Isabel La Católica y su hija Dña. Juana de Castilla, parten de Laredo, con una gran flota, hacia Flandes, para desposarse, ésta última, con el Archiduque de Austria. En ese mismo año, Isabel La Católica, escribe desde Laredo a Cristóbal Colón y recibe en audiencia al marino Juan de la Cosa.
En 1.501, desembarca en Laredo, Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos.
En 1.502, Colón indica, a los Reyes Católicos, la arribada forzosa, a Laredo, de una de sus naves, en la que viaja Margarita de Austria, rumbo a Inglaterra.
En 1.504, Juana La Loca, vuelve a embarcar en Laredo.
El Emperador Carlos V, desembarca en Laredo en el año 1.556, en su último viaje, camino del Monasterio de Yuste, donde murió.
En 1.559, desembarca el Rey Felipe II, que prosigue viaje a Valladolid.
Laredo padeció, en los siglos sucesivos, pestes, incendios y saqueos, como el que llevó a cabo la armada francesa en 1.639, al mando del Arzobispo de Burdeos.
Todos estos acontecimientos empobrecieron la villa, convirtiéndola en un espejismo de lo que fue, perdiendo, en 1.801, el Bastón que había ostentado durante siglos.
En 1.805, marinos de Laredo participan en la Batalla de Trafalgar.
En 1.814, se toma el fuerte La Rochela, en La Atalaya de Laredo, sometiendo a la guarnición napoleónica.
El Rey Alfonso XII visita la villa en 1.882, y la Reina Regente Maria Cristina concede el tratamiento de Excelencia, al ayuntamiento, en 1.894.
En este tiempo, finales del siglo XIX, comienza a resurgir Laredo, empezando a desarrollarse el crecimiento urbano fuera de la antigua villa medieval, hoy conocida como Puebla Vieja.
El momento de mayor crecimiento urbano, debido a la afluencia turística, se produjo a principio de los años sesenta, crecimiento que ha continuado hasta nuestros días y que nos muestra el Laredo moderno de hoy, con amplias avenidas, paseos y parques. Todo ello en contraste con el Laredo histórico, que aún se conserva intacto.
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Los que visitan Laredo hoy, por tanto, además de disfrutar de su playa y del abanico de comodidades que ofrece su infraestructura, podrán viajar al pasado visitando las rúas de la Puebla Vieja, con las iglesias de Sta. María, San Francisco o la ermita de San Martín y Sta. Catalina, la Torre de los Cachupines, la del Corregimiento, la casa de Zaráuz, y un sinfín de edificios que hoy forman un conjunto histórico artístico de incalculable valor cultural.
El Fuerte del Rastrillar, situado en La Atalaya de Laredo, que cerraba la bahía frente a posibles ataques de barcos enemigos, junto con el Fuerte de San Carlos en Santoña, y el emplazamiento estratégico situado en el puntal de la playa Salvé. Estuvo en servicio hasta principios del siglo XX, sus primeras edificaciones datan del siglo XVI. Alberga un conjunto de restos arquitectónicos de uso militar (baterías, pabellones, trincheras, polvorines), del cual se conservan murallas y edificios. Este entorno es objeto de rehabilitación desde finales de los noventa.
Los que visitan Laredo hoy, por tanto, además de disfrutar de su playa y del abanico de comodidades que ofrece su infraestructura, podrán viajar al pasado visitando las rúas de la Puebla Vieja, con las iglesias de Sta. María, San Francisco o la ermita de San Martín y Sta. Catalina, la Torre de los Cachupines, la del Corregimiento, la casa de Zaráuz, y un sinfín de edificios que hoy forman un conjunto histórico artístico de incalculable valor cultural.
El Fuerte del Rastrillar, situado en La Atalaya de Laredo, que cerraba la bahía frente a posibles ataques de barcos enemigos, junto con el Fuerte de San Carlos en Santoña, y el emplazamiento estratégico situado en el puntal de la playa Salvé. Estuvo en servicio hasta principios del siglo XX, sus primeras edificaciones datan del siglo XVI. Alberga un conjunto de restos arquitectónicos de uso militar (baterías, pabellones, trincheras, polvorines), del cual se conservan murallas y edificios. Este entorno es objeto de rehabilitación desde finales de los noventa.
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Aquí se puede ver como estaba Laredo en el 1726, ya que esta fotografía corresponde al el plano del ingeniero francés Louis Viller Langots, que comprende las baterías de San Martín, San Carlos, San Miguel y Santo Tomás, de Laredo. La batería de San Martin, en el ángulo inferior izquierdo del plano, se situaba en las actuales instalaciones del edificio social del Real Club Náutico. Las restantes baterías, en el lado derecho, se ubicaban en el Fuerte del Rastrillar, en La Atalaya.
En fin, espero que vuestro paseo haya sido de vuestro interés. Yo, me lo he pasado estupendamente acompañándote.
Aquí se puede ver como estaba Laredo en el 1726, ya que esta fotografía corresponde al el plano del ingeniero francés Louis Viller Langots, que comprende las baterías de San Martín, San Carlos, San Miguel y Santo Tomás, de Laredo. La batería de San Martin, en el ángulo inferior izquierdo del plano, se situaba en las actuales instalaciones del edificio social del Real Club Náutico. Las restantes baterías, en el lado derecho, se ubicaban en el Fuerte del Rastrillar, en La Atalaya.
En fin, espero que vuestro paseo haya sido de vuestro interés. Yo, me lo he pasado estupendamente acompañándote.
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