Picos de Europa


Resulta tan imponente y sobrecogedora la Naturaleza en esta tierra que, a pesar de que sólo ocupa una escueta porción en el centro del Norte de España, ha dado nombre a lo dos accidentes geográficos que por este flanco definen a la Península Ibérica: la Cordillera Cantábrica y el Mar Cantábrico... y los Picos de Europa han sido desde siempre el símbolo, vigía y sendero de entrada a esta maravilla de Cantabria.

Los Picos de Europa están marcando por tanto bandera y límite de esta tierra. Territorio duro y bello, ha sido trabajado por el hombre durante cientos de miles de años, lo que no impide que siga siendo valiosa reserva de vegetación y fauna autóctona y salvaje.
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País del agua nube y del aguamar, en él la luz, viva o tamizada por infinitos celajes, pinta sobre rocas y peñas todos los verdes en increíble concierto.
El viajero curioso, sensible y culto tiene ante sí en Cantabria la posibilidad de infinidad de alternativas, mediante las que convertir la exploración de esta tierra en inolvidables experiencias personales.
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Estas elevaciones llamaron la atención del hombre desde la antigüedad. Estrabón las denominó "Idubeda".
Incluso hay quien opina que su actual nombre se debe a los fenicios, quienes atraídos por la leyenda mitológica del Rapto de Europa pudieron acercarse a sus estribaciones. Lo cierto es que durante la Edad Moderna los Picos de Europa jugaron un importante papel en la orientación de los navegantes del Cantábrico.

Para quienes deseen acceder a Picos de Europa desde Cantabria, habrán de tomar la carretera que une Potes con Espinama y desde allí llegarse a Fuente Dé, donde con su remonte teleférico podrán superar en pocos minutos los más de 750 metros de desnivel que separan el Prador de Mirador del Cable y donde obtendrán una bellísima panorámica del anfiteatro de Fuente Dé.
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Andando puede recorrerse el espacio que separa Espinama de los Puertos de Aliva, nueve kilómetros de dura ascensión que nos conducirán hasta una pradera situada sobre las morrenas de los antiguos glaciares; allí se alza el Chalet Real, refugio de pastores montañeros y excursionistas y un moderno hotel de la Diputación Regional de Cantabria. También en las inmediaciones está la ermita de la Virgen de la Salud.

La extraordinaria concentración de naturaleza que presenta el valle de Liébana provoca la sensación de estar disfrutando de un lugar inexplorado. Encinas, alcornoques, madroños, árboles frutales, bosques de robles, tejos, hayas, praderías,... Multitud de formas que la naturaleza tiene de expresar su alegría y que dan cobijo a una fauna en otros lugares extinguida: rebecos, zorros, urogallos, águilas, buitres, lobos, jabalíes y hasta osos que vagan en plena libertad.
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Toda una exhibición de fauna y flora que se ve resumida desde un auténtico "mirador de Cantabria": Teleférico de Fuente Dé. Aquí, la vista sólo tiene un límite: la capacidad de alcance del lejano oriente...
A tan sólo 28 km. de Potes, se encuentran las instalaciones del Teleférico de Fuente Dé.
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Una cómoda y original forma de acceder al macizo central de los Picos de Europa. Tras la ascensión de 750 m., que traslada de una altitud de 1.094 m. en la estación inferior a los 1.874 m. en la estación superior, es muy probable que la visión de que hasta el momento era una naturaleza sobrecogedora experimente un cambio muy notorio.
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Desde el "Mirador del Cable" se presenta una panorámica que abre un mundo de posibilidades. Excursiones hasta Peña Vieja o el Pico Tesorero, que por su facilidad de acceso son las más frecuentadas, constituyen sólo un pequeño ejemplo de todo lo que se puede realizar en esta grandioso paraje. Aquí se permite alcanzar una idea mucho más amplia de toda la riqueza que esconde celosamente esta muralla levantada por las manos de la naturaleza.

Una de las rutas más conocidas de estas cumbres junto al desfiladero de la Hermida es la ruta del Cares, que se trata sin duda de la ruta más especial y montañera de todos Picos de Europa.
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Con unas zapatillas de deporte y una mochila ligera se puede realizar perfectamente de Mayo a Octubre. Se recomienda a ser posible no realizar la ruta durante el mes de Agosto o en verano durante el fin de semana debido a las grandes aglomeraciones que se producen.

Una vez estacionados en los alrededores del comienzo de la ruta, cruzar un túnel labrado en la roca y a los pocos minutos coger una bifurcación hacia la derecha.
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Esta es sin duda la parte "más dura" del recorrido pues se sube por una suave pendiente hacia lo alto de la montaña.
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Una vez allí se inicia un suave descenso y llegamos a la garganta del Cares .
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El camino hasta Caín no tiene perdida pues se realiza por una muy marcada senda con abundantes precipicios .
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Tras pasar una serie de puentes se llegan a unas cuevas labradas en la roca y en poco tiempo nos encontramos en Caín (2 h 30 m. desde Poncebos). Si en todas las rutas el tiempo es estimativo, en esta lo es aún más pues dado los paisajes de gran belleza que uno se va encontrando por el camino las paradas serán mayores que en otras rutas.

Una vez en Caín, se iniciará el viaje de regreso por la misma ruta.

La "verdadera" ruta del Cares comienza en Poncebos y termina en Posada de Valdeón , pero debido a su gran duración sólo se podrá hacer si van en dos coches, con lo que uno va a Posada de Valdeón (por Cangas de Onís) y otro va a Poncebos y cuando se encuentren en la mitad de la ruta (Caín por ejemplo) se intercambian las llaves de los coches , o si van en excursión organizada.
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Para personas mayores también hay la opción de ir a Caín por carretera e introducirse en los primeros kilómetros de la ruta.
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Para ir de Caín a Posada de Valdeón, subir por la carretera que pasa por Cordiñanes y llega despues de una pequeña bajada a Posada de Valdeón.

Esta y muchísimas rutas más te dejan disfrutar en Cantabria los Picos de Europa, que son universos repletos de sorpresas e impresionantes paisajes.
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Han sido estos preciosos montes, junto a la Sierra de Guadarrama mi zona de marchas y escape.... empezando a viajar por estas tierras con 18 abriles pateando todas sus sendas con mi amigo Vicente y mi hermana Elvira... ; precisamente aquí en los Picos de Europa, muy cerca de Peña Vieja, cuando me estalló el dedo gordo de tanto andar cargado a tope con mi mochila enorme repleta de recuerdos y sueños. No os lo perdáis. Os apetecerá volver.

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