cuevas de Hornos de la Peña


Es preciso llegar a la localidad de San Felices de Buelna (CA-170), en donde se toma, a la altura de Rivero, una carretera que conduce (al cabo de 0,6 Km.) al pueblo de Tarriba. Desde allí se toma una pista que conduce al Monte Tejas. A unos 1,7 km. y a mano izquierda aparece la Peña de los Hornos, en donde se abre la cavidad.
La cueva de Hornos de la Peña se localiza en la peña conocida por los lugareños como Peña de los Hornos. Orientada al sur, la zona de entrada destaca en el paisaje por su forma en arco.

Desde 1903, momento en que Hermilio Alcalde del Río reconoce las primeras manifestaciones artísticas parietales, se tiene constancia de la importancia científica de esta cueva.


A partir de un arco calizo se abre la primera sala, iluminada por la luz exterior, donde se localizaron las figuras de un bisonte acéfalo, actualmente desaparecido, un caballo, y algunas líneas no figurativas, todo ello grabado con trazo profundo. Este conjunto constituye una de las primeras evidencias artísticas de Cantabria, encuadrable cronológicamente en el Gravetiense, en el mismo horizonte que Chufín y Venta Laperra.



La amplitud e insolación del vestíbulo fueron atractivos para los últimos grupos de neandertales y los primeros Homo sapiens, que ocuparon el vestíbulo de la cavidad, la zona más exterior, como lugar de habitación. Incluso en momentos más recientes, durante la Edad del Cobre e incluso la Guerra Civil, se hizo uso de este espacio subterráneo con fines diversos.

Las primeras figuras, algunas hoy desaparecidas, se sitúan en la zona exterior. En este espacio de vestíbulo destaca un motivo de caballo de surco ancho y profundo.



El área propiamente subterránea o interior, a la que se accede por un paso bajo y estrecho que da acceso a diferentes sectores de medianas proporciones, contiene la mayor riqueza artística. Hornos de la Peña muestra uno de los conjuntos de grabados más completos de la región cantábrica.

Ya en el interior encontramos un segundo conjunto integrado por unas 35 figuras animales que incluyen figuras de caballos, bisontes, uros, cabras y ciervos, etc. Además de estas figuras se ha representado también una figura antropomorfa y un serpentiforme. Prácticamente la totalidad de estas figuras están realizadas con diversas técnicas de grabado. También se han documentado "macarroni": series de líneas paralelas trazadas sobre una pared arcillosa con los dedos o con instrumento de punta roma. La cronología estilística sitúa el momento de ejecución de estos grabados interiores en el magdaleniense inicial o medio, dentro del estilo IV antiguo.


Destacan las figuras de tamaño grande y concepción naturalista. Caballos, bisontes, uros, cabras, ciervos, un posible reno y una forma serpentiforme componen el bestiario animal que trasmite, por la atención al detalle (crineras, pelaje, ojos, bocas, etc.) que prestó el artista durante la ejecución, un conocimiento preciso de la anatomía animal.

Pero sin duda el motivo más destacado es un antropomorfo con un brazo levantado y larga cola. El carácter mixto (animal-humano) de la composición, cuya interpretación se nos escapa, recuerda a figuras de otras cavidades.

Las figuras fueron realizadas principalmente mediante técnica de grabado, documentándose solamente un dibujo negro de caballo. Las modalidades de grabación son variadas: la incisión fina y el trazado digital, representativas de los paneles interiores, y la abrasión, propia del sector de entrada.

Especialmente las diferencias técnicas, en complementariedad con la concepción estilística de las figuras, permiten apuntar la existencia de dos momentos de grabación. Una primera fase arcaica en correspondencia con las figuras exteriores de ejecución mediante abrasión y cuya cronología se puede remontar hace al menos 18.000 años. Y un segundo momento, al que correspondería la mayor parte de las figuras interiores, cuya cronología magdaleniense debe estar próxima a unos 13.000 años a.C.

La cueva Hornos de la Peña, ubicada en Tarriba, San Felices de Buelna, podrá visitarse, dentro de las acciones que tienen como objetivo potenciar una de las cavidades declarada Patrimonio de la Humanidad. Previa inscripción en el Ayuntamiento de San Felices de Buelna, se podrá visitar la cueva en grupos de cinco personas, con una duración por visita cercana a los 40 minutos, recibiendo las explicaciones del guía de la cueva, Ludovico Rodríguez.

La declaración de la UNESCO, junto a la mejora de las instalaciones destinadas a los visitantes marcaràn la potenciación y consolidación de la cueva como centro de interés histórico y turístico, señaló el alcalde de San Felices de Buelna, José Antonio González Linares.



El concejal de Patrimonio, Federico Crespo, destacó que la apertura de forma continuada de la cueva en los últimos años, con una media cercana a un millar de visitantes por año, ha confirmado el interés que despierta las importantes pinturas que alberga. A pesar del régimen de visitas restrictivo «pero necesario», la afluencia de personas interesadas es muy alta.

Esta 'gran desconocida' es una de las cuevas más importantes de la región. Descubierta en 1903, la cueva fue visitada por el rey Alfonso XIII en 1924 y declarada Zona Arqueológica y Monumento Histórico Artístico Nacional ese mismo año.
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Este santuario de arte rupestre, de unos 200 metros de largo, alberga grabados de sumo interés para el estudio del arte paleolítico con toros, bisontes, caballos, cabras, representando un tipo análogo a la de Altamira y de ésta época discrepa únicamente en no contener imágenes coloridas.

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